sábado, 7 de diciembre de 2013

NELSON MANDELA

SOY… "EL AMO DE MI DESTINO Y EL CAPITÁN DE MI ALMA"


Habrá habido pocos periódicos importantes en el mundo que hoy no hayan tenido titulares referidos a Nelson Mandela, ese hombre que acaba de fallecer a los 95 años y considerado por tirios y troyanos uno de las personalidades más grandes de los últimos 100 años.

Luchador incansable por los derechos humanos en su país, Sudáfrica, bajo el famoso régimen del Apartheid , condenado a cadena perpetua,  pasaría 27 años de su vida en la cárcel en las condiciones más precarias. Pero nada ni nadie le doblegarán. Y es que, como se recoge en la conocida película "Invictus", uno de los pilares de su personalidad es que él es el amo de su destino y el capitán de su alma.

Si de algo es símbolo Mandela es de la libertad. Y donde más puede destacar esa cualidad, es en la cárcel, en una situación en la que, supuestamente, está totalmente dominado y a expensas de lo que hagan de él. Es ahí donde los espíritus grandes se agigantan y los chicos –con todo el poder en sus manos- se sienten impotentes de doblegar a la persona libre.

Pero esa libertad puede ponerse al servicio ególatra de uno mismo o al servicio de las causas más nobles. Y Mandela apuesta a lo segundo: la cárcel, los desprecios, los abusos, no van a lograr destilar una gota de hiel en esa alma noble. El es el capitán de ella y esa alma aparecerá ante el mundo como el símbolo humilde del perdón al servicio de la causa grande: la paz de su pueblo y la paz de la humanidad a partir de la justicia y la igualdad. Si alguna vez se otorgó con plena justicia el Premio Nóbel de la Paz fue en 1993 cuando se le dio a Nelson Mandela por la larga trayectoria de su indoblegable lucha por los derechos humanos y su capacidad de tolerancia y perdón (por supuesto, la ocasión concreta era el final del Apartheid bajo el protagonismo también del presidente sudafricano F. de KlerK).

Solo una persona que se declara "dueña de su destino", libre total, sin atadura a resentimientos y venganzas, es capaz de hacer eso… y de hacerlo a lo largo de toda una vida. Mandela nos ha demostrado que siempre puede ser verdad el famoso slogan sí se puede, cuando de causas nobles se trata.

Para los creyentes en el Dios de Jesús, el Dios de la Vida, el Dios de los Pobres, los Humildes y Sencillos es mucho más fácil entenderlo y vivirlo. Solo se precisa  "beber en nuestro propio pozo" (que diría el teólogo Gustavo Gutiérrez),  ahondar en esos sentimientos que dejó grabados quien nos hizo a su imagen y semejanza y luego se hizo El mismo, uno de los nuestros, muriendo en la cruz y pidiendo perdón para sus asesinos.  Volviendo a la película "Invictus", hemos de reconocer  que  nos coloca en el brocal y nos facilita la bajada al pozo. Mandela –a su manera- lo hizo y ahí descubrió que nada ni nadie podría impedirle ser  el amo de su destino y el capitán de su alma.

                                                                                                       José Mª Rojo G.

 

 



Mg.e. Martín Linares Chavarría

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